Marcos Rogelio Rubio López. México
Prosa Poética de mi Autoría.
D. R. A.
EL TEATRO, POESIA VIVIENTE.
Las manifestaciones artisticas te alejan del oscuro barro de la tierra y aproximan a la blancura inmaculada de la cúspide.
El hombre en su fragilidad adopta actitudes y un terremoto de identidades en los escenarios de la vida.
Desde que nace el alba y el hombre es hombre, ha sido su naturaleza mostrar y expresar sus emociones en un gama subliminal de pasiones interpretadas magistralmente; el hombre actúa y se hace poema que se levanta de un libro y se hace humana; se habla, se grita, se llora, se personifica con un traje poético comunicacional y de acción creativa, expresiva, interpretativa, memorística.
Somos cultivadores literarios con el corazón abierto y claridad de pensamiento, no dejemos de sorprendernos por la grandeza de la vida, no se pierda la capacidad de asombro.
En el teatro se aprende a reír con llanto y a llorar con carcajadas; se hace gala de protagonismo, se perfecciona la expresión oral, crece el entusiasmo por leer y se impulsa habilidad comunicativa con lenguaje corporal.
La literatura transforma la vida y te otorga un horizonte nuevo en donde la bondad, la verdad y la belleza del ser humano se viven como justicia, reconciliación, paz, fraternidad y solidaridad. La literatura nos transforma, es nuestra fortaleza.
¿Por qué hemos dejado de asombrarnos, de conmovernos, de emocionarnos con las bellas artes? ¿Tal vez porque hemos sido corrompidos por la costumbre? ¿Por qué nos dejamos paralizar por nuestras frustraciones? ¿Por qué hemos perdido el don del estupor?
La grandeza de la vida está en levantar nuestra mirada a la fascinación de la creación, vivir con alegría y autenticidad.
Has de tu vida una obra magistral y no un monumento a la mediocridad.
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